En la
primera, el narrador y protagonista, anónimo, se ve privado de su sombra, poco
a poco también de sus recuerdos, e impelido a leer sueños entre unos habitantes
de extrañas carencias anímicas y unicornios cuyo pelaje se torna dorado en
invierno.
En la
segunda historia, el protagonista es un informático de gustos refinados que
trabaja en una turbia institución gubernamental, enfrentada a otra organización
no menos siniestra en una guerra por el control de la información; sus
servicios son requeridos por un inquietante científico que juguetea con la
manipulación de la conciencia y de la mente y vive aislado en la red de
alcantarillado, una red poblada por los tinieblos, tenebrosas criaturas carnívoras.
En 1986,
con el enorme éxito de su novela Norwegian
Wood, abandonó Japón para vivir en Europa y América, pero regresó a Japón
en 1995 tras el terremoto de Kōbe, donde pasó su infancia, y el ataque de gas
sarín que la secta Aum Shinrikyo («La Verdad Suprema») perpetró en el metro de
Tokio. Más tarde Murakami escribiría sobre ambos sucesos.
La
ficción de Murakami, que a menudo es tachada de literatura pop por las
autoridades literarias japonesas, es humorística y surreal, y al mismo tiempo
refleja la soledad y el ansia de amor en un modo que conmueve a lectores tanto
orientales como occidentales. Dibuja un mundo de oscilaciones permanentes,
entre lo real y lo onírico, entre el gozo y la obscuridad, que ha seducido a
Occidente. Cabe destacar la influencia de los autores que ha traducido, como
Raymond Carver, F. Scott Fitzgerald o John Irving, a los que considera sus
maestros. Es un defensor de la cultura popular. Le encantan las series de
televisión, las películas de terror, las novelas de detectives, la ropa de
sport, las canciones pop…, ya que todo ello le sirve como nexo con los
lectores. Muchas de sus novelas tienen además temas y títulos referidos a una
canción en particular, como Dance,
Dance, Dance (The Dells), Norwegian Wood (The Beatles), entre otras. Murakami,
también es un aguerrido corredor y triatleta. Sale a practicar todos los días,
lo cual lo conserva en muy buena forma para su edad. A pesar de que comenzó a
correr a una edad relativamente tardía (33 años) ya ha completado varios
maratones. Mientras la gente va a Hawai de vacaciones, él va a correr y a trabajar.
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